Viena (Parte 1) Arte, arte ,arte…

Viena es arte. Es una de las ciudades que más me enamoró en el mundo y una de las pocas ciudades grandes en la que me dan ganas de vivir. Viena es una combinación de las virtudes de Alemania con las formas más bellas de arte. Para este cortísimo recorrido les pido que me acompañen y saquen sus propias conclusiones.

Mi visita a Viena fue planeada y organizada pero jamás pensé encontrarme con toda la belleza con la que me encontré. Luego de vivir por dos años en Alemania, me he acostumbrado a todo el orden, el respeto y otro sinnúmero de cualidades del estilo de vida germano. También me acostumbré a los defectos y estos se me han hecho invisibles pues en la «balanza» las virtudes pesan más.

Mucho de esto hace que los contrastes con países vecinos sean más notorios para mí. Y en este caso, por primera vez, encontré un lugar que combinaba lo mejor de varios mundos.

Me sorprendió también por el hecho de que de todos los turistas que conocí, con excepción de una pareja, que vinieron a Europa a recorrer algunas capitales, JAMAS alguien destacó a Viena. Por supuesto esto tiene mucho que ver con un problema mucho más grande. Muchas culturas, muchos países, muchos idiomas en 30 días. Uno tiende a pasar mucho de largo y solo las experiencias más intensas o las que nos resultan más familiares, son las destacables.

La ciudad, impecable. El transporte publico, limpio, organizado, tranquilo y respetuoso. La estación central de trenes parece un aeropuerto, nunca vi algo igual. La gente, amable. Las calles del centro con un elegantísimo convivir de edificios modernos y antiguos, nuevos y viejos, perfectamente mantenidos y respetados. Aquí nada parece abandonado, no valorado o explotado. Aquí todos parecen respetar la historia y vivir en ella. Cientos de estudiantes de música adornan las calles transportando sonido en sus venas y sus instrumentos en la espalda.

Todo es ordenado pero nada es frío. La ciudad tiene alma y corazón y eso enamora.

Nuestro primer destino es el Palacio Belvedere.

Para llegar a este Palacio nos alejamos del centro de la ciudad y vamos a una zona que aparentemente no para de crecer, varias mega construcciones y debemos pasar por varios otros edificios bellísimos que hacen que la caminata ni siquiera se note.

En Viena se destacan tres Palacios. Belvedere, que es actualmente parte del Museo Austriaco de Arte donde encontramos Arte Barroco, Arte Medieval y la Galeria de Arte Austriaco. El Palacio de Schönbrunn que era la residencia de verano de la familia imperial, con los jardines y habitaciones abiertos al público. Y el Palacio de Hofburg, que fue en su tiempo la residencia de invierno de la familia imperial pero que actualmente es la residencia presidencial y que también tiene partes que pueden ser visitadas.

Ahora estamos camino al Palacio Belvedere. Este palacio de estilo barroco es también famosos por los jardines que unen el edificio superior con el inferior. Además, la parte de los jardines es de acceso gratuito. Dentro, las fotografías están prohibidas y no se si ya mencioné pero me ENCANTA cuando esto sucede. Porque? porque los museos a los que fui donde las fotografías estaban permitidas dan la sensación de que cada Click le chupa un poco del alma al lugar. Especialmente cuando es un lugar muy turístico, la «necesidad» que tiene la gente por tomar fotos de TODO hace que muchas veces uno ni siquiera pueda apreciar las obras pues hay que atravesar una muralla de gente que solo aprietan el botón de la cámara interminablemente contaminando el ambiente de ruidos, movimientos y produciendo fotos que pueden encontrar en mejor calidad en internet o en postales en la tienda de regalos.

La verdad es que me encantan los museos. Amo visitar museos y cuando veo el cartel de «prohibido fotos» tengo sentimientos encontrados pues para el blog me gustaría poder sacar alguna foto mostrando el salón o estilo de la exposición. Por otro lado, me da tranquilidad, pues se que puedo disfrutar tranquilamente de la exposición sin tener que preocuparme o molestarme por la gente tomando fotografías o por tomar alguna fotografía y encargarme de hacerlo no molestando a los demás. Pues bien, estas medidas nos deben servir para educarnos como visitantes. No tomar cientos de fotos en un mismo lugar ocupando espacio y tiempo y molestando a todos alrededor. No faltar el respeto a los lugares fotografiando, si no es sagrado o digno de respeto para vos puede serlo para otro. No entorpecer el flujo de personas. Estas son solo algunas de las directrices que nos pueden servir para dar el ejemplo. Si respetamos también seremos respetados.

Volviendo al tema del palacio, pues llegamos al primer jardín, se encuentra a la entrada a la derecha y es pequeño pero elegante. Cada planta tiene su cartel que nos indica la especie y nombre científico. En la foto de abajo se puede ver al fondo el techo turquesa del palacio, a la derecha una muralla de plantas, al otro lado de la muralla está el jardín del que les hablo.

Visto el jardín vamos al plato fuerte del día, el Palacio Belvedere.

El palacio en estilo barroco fue construido a mediados del siglo 18 y hoy es parte de los sitios protegidos por la UNESCO como patrimonio de la humanidad.

El edificio que vemos es el edificio superior o Alto Belvedere. Cuando vayamos dentro comprenderán mejor porque uno se llama Alto y otro Bajo. En este, está la exposición permanente de arte austriaco, y la estrella es sin duda, «El Beso» de Gustav Klimt. Una de mis obras preferidas y a la que, en cierta forma rendimos homenaje, con nuestro proyecto fotográfico Fernwehlove.

En la foto de abajo nos encontramos parados en lo que es la entrada al palacio, que sería la parte posterior de lo que estábamos viendo anteriormente. Desde aquí podemos ver en la distancia, más abajo, el edificio que corresponde al Bajo Belvedere. Aquí, una serie de exposiciones temporales además de algunas habitaciones especialmente bellas. También, el antiguo establo que hoy día es el lugar de exposición de una inmensa cantidad de obra medievales. Aquí, se puede uno pasar la vida.

La visita fue realizada en marzo y por ello el jardín se encuentra con esa coloración quemada. En primavera y verano se llena de flores, las fuentes con agua y mucho verde pero también se llena de gente, así que es cuestión de poner todos los factores en la balanza.

Miramos atrás y el Alto Belvedere se ve aun más hermoso. Seguimos caminando y como les dije, las fotos dentro están prohibidas pero les invito a que busquen imágenes sobre las habitaciones y el estilo dentro y prometo que no se decepcionarán.

Vamos a la ciudad y de paso a visitar el otro pedazo del Museo de Arte Austriaco. Pero antes nos encontramos con este monumento. El Monumento de los Héroes del Ejercito Rojo, recuerda a los más de diecisiete mil soldados sovieticos que perdieron la vida en la Batalla de Viena en la Segunda Guerra Mundial. Como es de esperarse, el monumento es bastante controversial en la actualidad, pero debido a su valor histórico todavía sigue en pie.

Caminamos por las hermosas calles para llegar a lo más céntrico de la ciudad. Miren que bella es Viena. Como siempre, mirando los detalles como los carteles que tienen nombre de las calles, los semáforos, todo lo que forma parte de la experiencia de caminar por las calles y apreciar todos los elementos que hacen única a cada ciudad.

En varios lugares tambien encontramos carteles que nos recuerdan las multas impuestas a las personas que tiren basura en las calles o que no recojan los restos dejados por sus mascotas.

Parte del Museo de Arte Austriaco, es este edificio que se encuentra en el centro de la ciudad y es el Palacio de Invierno de la Princesa Eugenia de Savoy. A pesar de pasar desapercibido, por dentro es bellísimo y es considerado como «uno de los más maravillosos edificios barrocos de Viena».

El edificio es el que vemos con banderines rojos en la foto de abajo. Como les dije, podría pasar desapercibido. Continuamos con la prohibición de fotografías por lo que tomo una instantánea de la escalera para que vean la espectacular decoración de su interior.

Continuamos y vamos al Museo Albertina. Cabe destacar que Viena es una de las ciudades más cultas del mundo. Aquí, tenemos museos para rato. Entre los que puedo citar están el Museo del Reloj, Museo del Carruaje, Museo del Globo Terraqueo, Museo de Muebles Imperiales, Museo de la casa de Mozart, y varios museos más. Nosotros, en nuestra corta visita no pudimos visitarlos todos.

El Museo Albertina es particularmente destacable pues tiene una de las colecciones más grandes del mundo. Más de 65.000 dibujos y más de un millón de grabados. Este es también famoso por su moderno sistema ruborizado de almacenamiento. Para tener todo prácticamente organizado un brazo robotico selecciona la obra solicitada, esto elimina la necesidad de tanto espacio y también protege a las obras de innecesaria exposición a elementos nocivos para su optima preservación.

Frente al museo una interesante obra de arte con videos en loop. Este se llama «Monumento contra la Guerra y el Fascismo». Consta de cuatro partes: Como «Las puertas de la Violencia» y un audio en el piso obligado a limpiar graffitis con un cepillo de dientes. El lugar elegido tiene tambien un significado agregado pues aquí, cientos de personas murieron enterradas cuando una bomba durante la Segunda Guerra Mundial cayo aquí desmoronando el refugio donde se estaban protegiendo.

Antes que caiga la noche tomamos fotos de la Iglesia de San Pedro que se cree es la iglesia más antigua de Vien, del Palacio de Hofburg y de la Columna de la Peste o Pestsäule.

Esta columna se levantó luego de que terminara la peste bubónica luego del que el emperador prometiera hacerlo si la peste terminaba. La columna no fue terminada por un solo artista sino que con el paso del tiempo fue siendo tocada por varios. También por este motivo es muy valorada pues no solo cuenta la historia en su diseño sino que también el estilo cambiante fue plasmado en las figuras debido al paso del tiempo y la intervención de los distintos artistas. Con la Santísima Trinidad en la punta transforma su belleza a la noche con una bellísima iluminación nocturna.

A pocos metros encontramos la iglesia de San Pedro. Este edificio barroco tiene valor artístico e histórico. Dentro, una serie de pinturas fueron recientemente renovadas y hacen de esta una parada obligada para todos los amantes del periodo barroco.

Por ultimo, el Hofburg, que era la residencia de invierno de la familia imperial y es actualmente la residencia presidencial. Dentro, se puede visitar apartamentos imperiales entre las 19 habitaciones que pueden ser recorridas y el museo de Sisi, la famosísima emperatriz, nos adentra un poco en sus peculiares practicas para mantener su peso y nos cuenta sobre su obsesión con la belleza.

Por hoy es todo, pero les esperamos el próximo lunes para la segunda parte! Hasta la próxima!

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